Asomado es el deseo
al borde de la esperanza,
como ventana que alcanza
paisajes de nuestros sueños…
Por ese sendero eterno
corren ruegos y alabanzas,
porque si al cielo se avanza...
también se llega al averno.
Si ahora llueve, para luego,
pero jugar a la suerte
no hace al amor indolente,
pues retozas con el fuego…
Indolente... ¡ni el silencio!
que en el camino te atrapa,
cubriendo como una capa
el sentimiento y el miedo…
Serás Indolente el día
en que te des por vencido,
perdiendo todo sentido
lo que dio luz a tu vida.
¡Grande! Es toda una lección.
ResponderEliminarFelicidades Juan. Un beso.