Vengo,
más sin ser llamado,
tras el aura oscura
llego con la duda
cuan tiempo ha pasado,
Vengo…
y aun sabido el mismo
quizá más cansado,
cual extraño Ulises
ante la puerta… tiembla mi mano.
Vengo…
que siempre he amado,
sentir esas voces
de bellas sirenas
hablar a mi lado.
Traigo…
amor renovado
a un foro de almas,
una noche en llamas
y un cielo estrellado…
Vengo,
y al soñarte, amo,
y si escribo, amo,
y al leerte, amo,
y tiembla mi alma... y me siento amado.
Vienes y esas voces mantienen sus ecos en el viento del tiempo, a veces es este mismo el que no deja que se oigan, el que las hacer callar y las retiene lejos..
ResponderEliminarPrecioso poema Juan, extrañaba leer algo tuyo poeta, y hoy al entrar a mi blog, lo primero que me salía , era esta entrada, y acudo e irrumpo en este espacio de silencio versados a dejarme llevar, un fuerte abrazo y un beso amigo.
Esas sirenas también deben haberse sentido solas y cansadas, alguna de ellas icluso sin motivos para seguir.
ResponderEliminarEspero que nunca calles, aunque solo sea para reprenderlas, déjales ese faro encendido que son tus letras, eso hará que no vuelvan a perderse.
Un beso.